Chari Aragón


Querida hermana en el Señor,

Me llena de alegría y emoción recibir tu carta, tus palabras son bálsamo y esperanza en estos días de desconsuelo que estamos viviendo, donde vemos a tantas personas morir como consecuencia de la pandemia.

En primer lugar, quería agradecerte que fueses una mujer de fe que buscases cumplir el proyecto que sentías que Dios te había encomendado. Una mujer valiente, decidida, culta, instruida, con una disponibilidad al servicio y sin apego a las cosas, que abandonaras tu zona de confort para dedicarte a tu misión con una abnegación absoluta, tu entrega gratuita. Siempre me ha impresionado tu tesón y búsqueda de la misión, de lo que Dios esperaba de ti. Tuviste la suerte de nacer en una familia acomodada, podrías haber optado por vivir tranquilamente como cualquier mujer de tu época y clase social, pero no, desde el principio vislumbras tu camino, y a pesar de las trabas y barreras que van apareciendo, no desistes hasta llegar a la meta. Gracias de corazón, gracias por fundar la Compañía de María. Tuve la inmensa suerte de cursar Bachillerato y COU en el colegio de la Compañía de María en San Fernando y ahí comencé a conocerte, a saber de ti, de tu espiritualidad, de ese tender la mano, de ese no dejar apagar la llama que desde entonces marca mi vida.
Con el nacimiento de la Red Laical tenemos la oportunidad de seguir viviendo nuestra espiritualidad guiadas por ti, impulsadas por el Espíritu, junto con otras compañeras de camino que sienten lo mismo. ¡Qué suerte contar con la Red! Seguro que la idea te llenó de alegría. Me encantaría parecerme más a ti, ser tan valiente como tú, pero me descubro frágil y sin vislumbrar claramente lo que Dios espera de mí. 

En estos días de desconcierto, de miedo por el contagio de la enfermedad, sobre todo de nuestros familiares más vulnerables, releo tu carta y me pregunto si tú también tuviste miedo, si tomabas todo tipo de precauciones o por el contrario era tanta tu fe que lo dejabas todo en manos de Dios.
Sigo rezando para que todo esto termine, confiada en que tú nos ayudas desde tu posición y de que no nos dejarás caer. Con María como modelo, intento ser instrumento que ayude a crear un mundo mejor. 

Espero no defraudarte.
Siempre tuya, una levadura agradecida.
Chari Aragón