Chelo Ruiz


Querida Juana,

Es emocionante leerte, y poder comprobar que sentiste lo que siempre imaginé que debiste sentir el día de la aprobación de la orden; cómo entiendo tu alegría teniendo al fin la certeza de saber lo que Dios quería de ti; ¡qué paz debiste sentir, qué fuerza y qué afortunada fuiste!... Te tocó vivir un momento que precisaba de un cambio social, al que se le añadía la necesidad de proteger a la mujer, y viviste voluntariamente en primera línea los sufrimientos y estragos que causó la peste, todo esto hizo que para ti recobrara todo su sentido el hecho de tender la mano, este hermoso lema que te acompañará siempre y que ahora me acompaña a mí. Aquí también vivimos tiempos muy difíciles, es necesario un gran cambio para humanizar esta sociedad del individualismo y el consumismo, estamos sufriendo trágicamente una pandemia global, que potencia las desigualdades afectando más a los países menos protegidos y aún la mujer necesita de su hueco en la sociedad; aunque hoy es un momento histórico distinto es muy parecido al tuyo, y como tú bien decías tenemos que adaptarnos según circunstancias de tiempos y lugares, y es en estos tiempos y lugares donde como laica me pregunto ¿sabré yo cómo tender esa mano de la mejor manera?, y me digo, ¿cómo lo harías tú?, ¿cuándo?, ¿dónde?.

Querida Juana, con tu ayuda e inspirada en ti, trato de tener esa idea presente en cada día de confinamiento, con mi familia, acompañando a mis alumnos, con los compañeros, y con todos aquellos que ven sus vidas cambiadas y con un futuro incierto...quisiera acertar como lo hiciste tú. 

Dices que nos sigues acompañando y quiero decirte, que yo lo sé, que así lo he sentido, y que no sabes cómo me inspira eso. Te doy gracias por ello, y te pido que sigas haciéndolo. 

Ruega a Nuestra señora especialmente por todos nosotros en estos momentos, y a ti te pido que sigas conmigo, que no dejes de acompañarme, me inspiras en la búsqueda de saber qué quiere Dios de mí, ojalá me llegue el día que pueda estar especialmente alegre por tener esa paz que sentiste.


Chelo Ruiz