Grupo Levadura


Querida Santa Juana:

¡No sabes la gran alegría que me supone poder comunicarme contigo, mi inspiración! Una mujer sensible a los desfavorecidos, moribundos, con una actitud solidaria de amor al hermano, siempre, incluso en tiempos de epidemia, que tuvo el valor y la fuerza suficientes para crear una orden religiosa que transformó la sociedad desde la educación a la mujer. Me ha emocionado leerte, y poder comprobar que sentiste lo que siempre imaginé que debiste sentir el día de la aprobación de la orden; cómo entiendo tu alegría teniendo al fin la certeza de saber lo que Dios quería de ti; ¡qué paz debiste sentir, qué fuerza y qué afortunada fuiste!...

No deja de asombrarme la cercanía, y la actualidad tanto de tus palabras como de tu misión. A pesar de los más de 4 siglos que nos separan, es como si tus directrices estuvieran escritas en pleno siglo XXI. Se pueden poner por obra en nuestra realidad, en nuestra vida cotidiana. Incluso nos asola una situación crítica sanitaria similar a otra que tú viviste. Hoy también nosotros estamos viviendo una situación de miedo por la pandemia del coronavirus, estoy segura que nos comprenderás. Aunque hoy es un momento histórico distinto es muy parecido al tuyo, y como tú bien decías tenemos que adaptarnos según circunstancias de tiempos y lugares, y es en estos tiempos y lugares donde como laica me pregunto ¿sabré yo cómo tender esa mano de la mejor manera?, y me digo, ¿cómo lo harías tú?, ¿cuándo?, ¿dónde?. Ayúdanos a sacar de este mal semillas de renovación y de gracia. Acompáñanos para que no perdamos de vista los intereses del Reino. Quería agradecerte que fueses una mujer de fe que buscases cumplir el proyecto que sentías que Dios te había encomendado. Una mujer valiente, decidida, culta, instruida, con una disponibilidad al servicio y sin apego a las cosas, que abandonaras tu zona de confort para dedicarte a tu misión con una abnegación absoluta, tu entrega gratuita. 

Admiro de ti tu fortaleza, tu actualidad, tu modernidad, tu sencillez, tu humildad, tu discernimiento, tu inteligencia, tu constancia, tu fidelidad al Señor...Fuiste muy valiente al dejar tu zona de confort para hacer lo que Dios te pedía, dejarlo todo por Amor...a Él y a los demás. Dejar el Yo para vivir el Nosotros. 

Nuestro regalo para ti, en este día, TU DÍA, es nuestra disposición a tender la mano. Eso sí, querida Madre, a pesar de nuestro empeño, nosotras no somos tú, y necesitamos que sigas amparándonos e intercediendo para que no se apague esa llama... Nosotros desde las distintas celdas de esa red inmensa que es la Compañía de María, seguimos trabajando para lograr materializar esa misión que nos encomiendas. Desde nuestras casas y hogares, residencias, comunidades, ONGD, voluntariado... 
 
Ruega a Nuestra Señora que proteja a nuestras familias, a nuestros educandos, a nuestra ciudad, a nuestra nación y a nuestro mundo. Y cómo no, cuida de una manera especial a este "brote nuevo de laicos" que como una red queremos compartir tu riqueza de vida y de santidad.
Pasado, presente y futuro siempre en Compañía de María.

Grupo Red Laical Levadura