Querida Santa Juana...

Grupo Vida


En San Fernando, 15 de mayo de 2020

Querida Santa Juana,

¡Qué alegría recibir noticias tuyas en estos momentos tan difíciles! Las cosas por aquí nos muestran un panorama realmente desalentador, quedan al descubierto todas nuestras carencias, aumentan las desigualdades, pero a pesar de todas estas dificultades, recibir tu mensaje, nos hace replantearnos la visión de lo que estamos viviendo ahora mismo.

¡Qué verdad es que nunca hubiésemos imaginado esta situación que estamos viviendo!, ahora sí, podemos comprender lo que sufristeis vosotras las hermanas en Burdeos con los enfermos y moribundos por la peste. Aun así, tuvo que ser mucho peor vuestra vivencia ya que en esa época no había tantos medios como hay ahora.

Vivíamos haciendo tantos planes de futuro, mirándonos el ombligo, preocupados de cosas sin importancia, creyéndonos todopoderosos... Quién nos iba a decir que la humanidad entera, la economía de todos los países, todo absolutamente dependería de un bichito microscópico. Las nuevas palabras: aplanar la curva, desconfinamiento, pandemia, coronavirus... Estamos asustados y ya se habla sobre lo que vendrá después. Aunque de momento son especulaciones.

Estos días de confinamiento que están siendo duros por no poder salir a la calle, no poder reunirte con tus amigos a tomar un café, no haber podido ir a Puente Genil a celebrar nuestra jornada de Espiritualidad, hemos aprendido a valorar en casa muchas tareas que antes veíamos rutinarias. Nos has hecho descubrir que efectivamente Dios nos alienta continuamente a afrontar nuestros problemas, al igual que lo hizo a lo largo de tu vida. Nos va facilitando las herramientas necesarias para sobrellevar las dificultades, una de esas herramientas sin duda eres tú, Sta. Juana. Dios ha sabido ponerte en nuestro camino cuando más lo hemos necesitado y ahora no podemos despegarnos de Ti. Gracias a Ti nos sentimos unidas a todas aquellas personas que, de una forma o de otra, también están unidas a Ti ya sea en la Red Laical o miembros de las comunidades religiosas, educadores, entre todos somos capaces de apoyarnos y animarnos a ser mejores personas, a ver con una sensibilidad distinta a todos los que nos rodean y procurar reconfortar al necesitado.

Recordamos que tenemos que alimentar y echarle leña al fuego que tú nos has prendido de algún modo, con respeto, comprensión, ternura, paciencia...

Durante esta cuarentena hemos visto una y otra vez los datos de los estragos del virus en Europa, América del Norte y los países más avanzados de Asia; como Japón o Corea del Sur pero ¿alguien sabe cómo está avanzando la pandemia en África? Me temo, Santa Juana, que de ese continente no dan mucha información en los telediarios. Cuando el COVID-19 entre en erupción en África ¿qué pasará?

En estos momentos la solidaridad ha aflorado en la mayoría de las personas de nuestro entorno y se están haciendo muchos proyectos para recaudar dinero y poderles ayudar, desde Caritas, desde las iglesias, desde los grupos de fieles, incluso desde la Escuela de futbol de San Fernando, compartiendo así con los niños esta labor solidaria tan importante, educándolos desde la colaboración y desde muchas más asociaciones. También ayudamos trabajando cada uno de nosotros desde nuestras posibilidades particulares. Algunas nos dedicamos a la enseñanza como tú, intentando desde aquí ayudar a todos los alumnos con los medios de los que disponemos ellos y nosotros, no dejándolos a su albedrío en estos momentos tan difíciles también para ellos y sobre todo actuando con comprensión y cariño. La mayoría de nosotros también intentamos ayudar desde la oración, que en estos momentos es tan importante y que nos da esa fuerza y energía para seguir adelante sin desfallecer. Las que tienen hijos en casa están descubriendo a marchas forzadas que no todos los hijos calzan el mismo pie y que es preciso adaptarse a la forma de ser de cada uno de los hijos. Ahora más que nunca agradecemos la tremenda labor que los profesores de Tu colegio hacen con cada uno de nuestros hijos, a todos ellos les has dado, sin ellos casi darse cuenta, las herramientas necesarias para llevar a cabo esa gran labor que tú sembraste y que cada día da frutos buenos y abundantes.

En fin, Santa Juana, en estos tiempos difíciles tenemos la posibilidad de elegir: seguir tu ejemplo y ayudar en todo lo que podamos, también con nuestro trabajo diario, sin queja, agradeciendo a Dios lo que tenemos o por el contrario podemos ponernos de perfil, llenar la alacena, acaparar y esperar a que esto pase sin pensar en los que sufren, en los que necesitan nuestra mano.

¡Ah! No queremos despedirnos sin felicitarte en tu día, le pedimos a la Virgen María y al Espíritu Santo que nos ilumine en esta etapa que nos ha tocado vivir y a ti, Santa Juana, te agradecemos el mostrarte tan cercana y tu enorme paciencia con nosotras y rogamos que intercedas siempre por nosotras.

Con cariño tus hijas del Grupo Vida.