Querida Juana...
Lucía González
Querida Juana:
Después de saber más sobre tu vida, pienso cuánto Amor y Fe profunda había en ti. Desde el principio Dios tenía trazado tu camino, tú sólo te pusiste en Sus Manos. No fue fácil. Viviste circunstancias muy adversas que te debilitaron pero que a la vez te dejaron ver Su rostro. No ocurrió de la noche a la mañana, todo fue un proceso, un caminar, ayudada por aquellos que te querían, tu madre, tu padre, tu tío, tus hijos e hijas, tus amigos y amigas de corazón...todos y cada uno fueron dejando un poso, una palabra, una acción que te fue moldeando, formando un crisol de ideas y sentimientos que, unido a la llama que Él ya había encendido en ti desde bien temprano, dieron fruto fecundo y, como la levadura, creció más y más en tu corazón para así ser instrumento en Sus manos, para contagiar a los demás de Su Amor y luchar por las injusticias que se producían en el contexto que te tocó vivir. Fe y acción.
Admiro de ti tu fortaleza, tu actualidad, tu modernidad, tu sencillez, tu humildad, tu discernimiento, tu inteligencia, tu constancia, tu fidelidad al Señor...Fuiste muy valiente al dejar tu zona de confort para hacer lo que Dios te pedía, dejarlo todo por Amor...a Él y a los demás. Dejar el Yo para vivir el Nosotros. Gracias por decir Sí. Gracias por animarnos a vivir nuestra fe con alegría y en Comunidad, atender la mano sabiendo que todos no calzan el mismo pie, a educar para la Vida desde la Vida y de una forma integral. Gracias por mantener la Llama encendida.
Pasado, presente y futuro siempre en Compañía de María.
Lucía González Novella