CELEBRACIÓN DE ADVIENTO EN LOGROÑO

24.01.2019

El martes 18 de diciembre de 2018, el día de la Virgen de la Esperanza, el nuevo grupo de Red Laical de Logroño, surgido de la extinción de Sarmiento, Esperanza y La Grajera, se reunió para celebrar el Adviento y desearse unas felices fiestas.

A las 15:30 horas compartimos oración en la capilla de las religiosas de la comunidad de Capitán Gaona. A los pies del Señor y acompañadas por María, escuchamos un pregón de adviento que nos invita a despertar, a no estar tristes, a recibir la luz de Cristo, y acoger al Dios del amor y la ternura que quiere nacer en nuestros corazones.


Después de compartir nuestro deseo de acoger al Señor y anunciar a otros su venida, cantamos "Ven pronto Señor", y nos dejamos iluminar por las actitudes de vida creyente de cuatro protagonistas del Adviento: el Profeta Isaías, San Juan Bautista, San José y la Santísima Virgen María.

Isaías nos dice: "Venid; caminemos a la luz del Señor" (Is 2, 5), mostrándonos que, el mismo Dios viene en "persona" a salvarnos. Adviento es un tiempo para ser fuertes en la espera.

Juan, el Bautista, prepara el camino del Señor, y nos invita a la conversión que nace de la misericordia, proclamando: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos" (Mt 3, 1). Adviento es una oportunidad para revisar a qué le damos valor en la vida.

San José, es un hombre justo que nos enseña que un hombre guiado por Dios no se equivoca. "Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer" (Mt 1, 24). Adviento es un tiempo para obedecer la voz de Dios, cumplir su voluntad y preparar nuestro corazón para recibir, con amor y sencillez, a Jesús en nuestra vida.

María es la figura más importante en la vivencia del Adviento. Quien mejor que ella, que llevó en su seno al Hijo de Dios, nos puede enseñar a vivir el Adviento como debe ser. Adviento es un tiempo para vivir la espera con humildad y alegría, es un tiempo de servicio para tender la mano.

Escuchamos juntas el relato que Lucas hace de la anunciación, permitiendo que el SI de María resonase en nuestro corazón: "Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho".

El sí de María muestra qué es lo que puede lograr Dios con una donación y entrega total a su amor. Es el sí de María lo que permite a Dios hacerse hombre. En definitiva, es el sí de María lo que permite a Dios llevar a cabo la redención que tanto quería realizar.

Después de compartir que significa para nosotros "poner el nacimiento en casa", y como transmitimos el misterio de la Encarnación, a nuestros familiares y amigos, a través del montaje del Belén; pronunciamos una contemplación de Adviento con María, la mujer discípula del mejor Maestro, entregada al servicio del prójimo, que nos recuerda que el mundo está preñado de Dios, que es cuestión de saber verlo, y de saber desearlo. Finalizamos cantando juntas un villancico.

Nuestra celebración continuó fuera de la capilla, compartiendo mantel y conversación, acompañadas de un moscatel, bizcocho, tejas y mazapanes. En torno a la mesa nos deseamos un Adviento esperanzado y unas felices fiestas navideñas rodeadas de quienes nos quieren. En nuestro abrazo de despedida nos trasmitíamos el amor recibido, el de ese Dios que se hace Niño porque nos quiere, y que nos acompaña siempre.